“FEHGRA es fuerte por la unión y la camaradería”
Hace más de 70 años que la familia Dadone inauguró su hotel en la provincia de Córdoba, transformándose en un referente nacional.
“Provengo de una familia eminentemente hotelera. A finales del siglo XIX, mi abuelo poseía una hostería en Cúneo, en la región del Piamonte, en Italia. Como ese negocio no alcanzaba para mantener a una familia numerosa, mi abuelo estimuló a sus siete hijos a abrirse camino en el rubro. Muy jóvenes, terminando la primaria, emigraron a Francia en busca de oportunidades. Así fue como mi padre, Felipe Dadone, con 13 años, llegó al prestigioso Hotel de París, de Montecarlo”, explica la dirigente empresaria Nélida Dadone. Acompaña sus palabras con una foto en blanco y negro, que guarda como una reliquia. Allí están su padre y algunos de sus tíos en el histórico y lujoso Hotel de París, un palacio de estilo Belle Époque, que fue inaugurado en 1864 y aún conserva su gloria.
Dice que el entrenamiento de sus familiares los llevó a diferentes establecimientos de la Riviera francesa, hasta llegar al Hotel Negresco de Niza, símbolo del glamour de la dorada Costa Azul. Pero entonces la primera Guerra Mundial interrumpió la carrera de Felipe, quien tuvo que desistir de su plan de seguir trabajando en los mejores establecimientos europeos.
Años después vislumbró un nuevo horizonte: Argentina, en donde lo esperaban sus hermanos que ya eran propietarios del Hotel Italia, de Río Cuarto, Córdoba. Dueño de un espíritu inquieto y emprendedor, al tiempo, decidió independizarse de sus hermanos y adquirió, en 1942, la propiedad de San Jerónimo 279, donde se emplazaba el Hotel Galileo. Después de una importante remodelación, el 15 de abril de 1943, inauguró el hotel familiar, hoy denominado Felipe II.
“Mi padre guió los destinos del hotel hasta 1974, año en el que me incorporé a la empresa a tiempo parcial, ya que había obtenido el título de licenciada en Química Farmacéutica. Pero la pasión que siento desde la infancia por esta actividad pronto me atrapó y pasó a ocupar todo mi interés”. Así es como, en 1982, Nélida asumió la conducción total del hotel y comenzó una gran transformación arquitectónica, que llevó al cambio de nombre y de categoría: “Siempre conté con el apoyo de mi hermana y socia, ambas representamos a la segunda generación del Felipe II. Hoy ya la tercera y cuarta generación tienen sus representantes en el establecimiento”. La gerencia la ocupa el ingeniero Claudio Mizzau y colaboran sus hijos Franco y Andrés.
Diario
Nélida Dadone comparte otras fotos. Los rostros más jóvenes de reconocidos dirigentes empresarios hoteleros y gastronómicos argentinos hablan de encuentros realizados hace 15, 20 o 30 años. Continúa el relato: “En los años ochenta, comencé a participar en la Cámara de Hoteles de la Asociación Hotelera Gastronómica de Córdoba y, en 1990, ingresé al Comité Ejecutivo como Tesorera”. Posteriormente fue elegida presidente de la Asociación por dos períodos consecutivos, lo que la convirtió en la primera mujer en ejercer dicho cargo —hoy la conduce otra dama, la contadora Cristina Oddone—. Desde entonces, siempre permaneció en la mesa directiva como vicepresidente y como tesorera, cargo que ocupa actualmente.
¿Cuál fue el mayor desafío de su gestión cuando ocupó la presidencia de la Filial?
La oposición a la Ley 7222 de la provincia de Córdoba, por la desgravación de los impuestos provinciales para la construcción de nuevos hoteles. La ley, que en su espíritu satisfacía la necesidad de nuevos hoteles de categoría en la Ciudad, en la realidad solo pudo ser aprovechada por los grandes generadores de Ingresos Brutos, como las empresas constructoras, supermercados y cadenas de electrodomésticos, dejando a los hoteles existentes, que tenían muy escaso margen para aprovechar la ley, muy acotada la posibilidad de cambio de categoría.
En esos años conoció a FEHGRA. ¿Qué significa para usted la Federación?
Es una herramienta invalorable, que no fue fácil desarrollar. Para dimensionarla cabalmente es indispensable una participación activa en la institución. Doy fe de ello porque participé del Consejo Directivo durante muchos años. Basta pensar que posee un entramado que cubre activamente toda la superficie del país, permitiendo entre sus asociados una comunicación capilar que ayuda a enfrentar problemas, tanto locales como nacionales, con la fuerza de un ente que tiene un importante peso de nivel nacional, con llegada a todos los niveles. Eso da cierta tranquilidad.
Otra actividad importante es la de asesoramiento en las áreas legal, laboral, impositiva, profesional, etcétera, que marcan tendencias, detectan problemas, incluso a veces antes de que salgan a la luz, y dan soluciones o llevan a cabo negociaciones, lo que nos allana mucho el camino. Y por último, pero no menos importante, es la formación, tanto la que se efectúa a nivel de capacitación laboral, como la empresarial, que realiza a través de la Escuela de Dirigentes Julio Gayá.
Pero lo que realmente hace fuerte a FEHGRA es la unión y la camaradería que se vive. Es como formar parte de una gran familia que genera fuertes vínculos de amistad con otros colegas, donde cada uno trae sus ideas y experiencias. Se podrá confrontar, pero nunca se quebrantan el respeto y la cordialidad. Es fundamentalmente un espacio libre para el debate y el intercambio de ideas.
¿Qué grandes diferencias encuentra en el turismo de hoy comparado con el de hace unas décadas?
Hoy los huéspedes han cambiado muchísimo en relación con la época en que comenzamos. Salvo aquellos que llegaban a Córdoba por turismo, los viajeros que arribaban por trabajo, estudios, negocios o salud, entre otros, priorizaban el costo a la comodidad. Se utilizaban mucho las habitaciones twin (dobles y triples), ya que la estadía en un hotel era una cuestión secundaria, del momento. Lo fundamental era terminar rápidamente lo que se había venido a hacer, al menor costo posible, y volver a casa. Hoy, independientemente de cuál sea la razón que los trae a nuestro hotel, la estadía tiene incluida un muy importante componente turístico, y se exige del hotel un alto nivel de confort y prestaciones, por lo que las habitaciones más vendidas son las singles. La privacidad forma una parte muy importante del confort.
¿Cuál es su visión sobre la situación actual del turismo en la ciudad de Córdoba?
La situación actual del turismo, en lo que se refiere al turismo interno, está anclada a la situación general del país. En los últimos años, ha fluctuado fuertemente en función del humor del bolsillo de los argentinos. Con altibajos nos mantenemos, sobre todo, porque la ciudad, donde el segmento corporativo tiene mucho peso, no tiene tanta estacionalidad como sí la tienen las sierras de Córdoba.
¿Cómo percibe el desarrollo de la actividad en Córdoba? ¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el empresario?
La actividad se ha desarrollado mucho y velozmente, de la mano de una demanda cada vez más exigente, y de la sana y necesaria competencia entre hoteles, que obliga a mejorar cada vez más el producto. Todos tuvimos que mejorar la oferta, adecuarnos a los cambios rápidamente y a como diera lugar, incluso adelantarnos a las tendencias. No hacerlo significaba languidecer hasta desaparecer.
Los principales problemas que enfrentamos son los costos cada vez mayores, sobre todo, laborales e impositivos, en un escenario de tarifas cada vez más deprimidas como consecuencia de la sobreoferta de plazas que vive la ciudad. Todos estos son problemas de competencia y lucha por una porción del mercado, inherentes a cualquier actividad comercial. La situación se podría sobrellevar mejor si todos tuviéramos las mismas reglas de juego. Pero para complicar el panorama, han aparecido actores que no compiten con las mismas normas que los hoteleros, y distorsionan el mercado. Me refiero a los alquileres temporarios, que salen a competir con precios más bajos y aun así obtienen una rentabilidad mucho mayor que la hotelería formal, ya que la incidencia en el precio de venta de sus costos impositivos y laborales son muchísimo menores.
¿Cuáles son las condiciones que permitirían la llegada de una cuota mayor de turismo internacional a Córdoba?
Son muchas y muy complejas, pero teniendo en cuenta que la puerta de entrada del turismo internacional es el aeropuerto, si bien vemos que en él hay inversión, básicamente tendríamos que tener la tecnología aeroportuaria que nos permita independizarnos de los problemas climáticos recurrentes de Córdoba que obligan periódicamente a suspender o demorar vuelos. Eso ayudaría mucho a quienes desde hace bastante tratan de vender a nuestra ciudad como destino de congresos y convenciones. El otro problema pendiente es el de la infraestructura vial, no es acorde a lo que la Argentina merece.
Hoy en día la tecnología influye especialmente en la hotelería. ¿Cómo es su experiencia en el tema?
Hace rato que todos sabemos que la tecnología marca el rumbo de forma excluyente, es la nueva forma de gestionar, administrar y de comercializar. Pero también es lo que hay que ofrecer en forma de innovaciones tecnológicas. A los pasajeros les gusta y además sirve a la imagen del hotel. Ofrecer Wi-Fi y computadoras sin cargo ya forma parte de los amenities. Lamentablemente, los proveedores de Internet no nos entregan los megas que nos venden, y el mal humor de los pasajeros se descarga sobre el hotel. Para los clientes corporativos es fundamental la conectividad y, si no es buena, se van a otro lado. Mejorarla es una asignatura pendiente, creo, que en gran parte de la Argentina.
¿Usted tiene alguna asignatura pendiente en lo profesional?
Seguiré luchando contra viento y marea en esta actividad que considero mi gran vocación, y por el amor que le tengo al sector más allá de la rentabilidad. Por lo tanto, mi asignatura pendiente es hacer un hotel nuevo en las adyacencias del Felipe II, donde ya dispongo de un terreno. Si bien, por lo menos en Córdoba, hay un exceso de hoteles, muchos de ellos con una rentabilidad muy baja, esperamos que mejore la situación del país.
¿Cuáles son las expectativas del sector para los próximos años?
Esa es una pregunta muy complicada. Si nos fijamos en lo que sucede fronteras afuera, evidentemente, el mercado turístico debería andar más o menos bien. Viajar es cada vez más fácil, y la tecnología ayuda mucho. Si a eso agregamos un barril de petróleo a un tercio del valor de hace unos años, parecería que el futuro es luminoso. Fronteras adentro hay bastante que hacer, ya no es lo que hace cinco años atrás. Argentina sigue teniendo mucho que ofrecer como destino, pero evidentemente el problema está en las cuestiones económicas. Las más relevantes son la inflación y su consecuencia directa, el atraso cambiario, con los inconvenientes que de ello se derivan, un largo efecto dominó. De lo que sí estoy segura, como todos, es que de acá a un año va a haber muchos cambios. Vamos a tener que ir abriendo el paraguas, cosa a la que ya nos hemos acostumbrado.